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Allá por mediados del siglo XVI, establecida la Corte en Madrid, un rey dijo: "¿Y dónde nos van a enterrar a todos?". Era Carlos V, quien ordenó construir un mausoleo para enterrarlo a él y a los que vinieran. Tardaron bastante en levantarlo, y fue
Felipe II, el que lo terminó.
En 1568, antes de morir, Carlos V pidió que lo llevaran allí. Como no había ambulancia ni nada acorde, durante siete días lo llevaron desde Madrid a El Escorial en andas, en una silla colgada de los hombros y totalmente cerrada con cortinas. Tenía 71 años y dijo adiós un més después.
Como explicó la simpática guía, un mausoleo sólo no bastaba: como todos eran católicos, se necesitaban alguien que le rece a los muertos. Pusieron entonces una iglesia. "Pero para que los monjes supieran rezar, tenían que estudiar", agregó la guía. Y entonces pusieron un monasterio.
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Hoy, El Escorial alberga en su cámara mortuoria los cadáveres momificados de una decena de reyes. ¿Cómo momificados?. Bueno, es que para acceder al panteón dorado (bronce dorado a fuego, no todo es oro), hay que pasar unos 40 ó 50 años en el "pudridero", en donde están actualmente,
Victoria Eugenia (abuela), María de las Mercedes y
Don Juan (el que nunca fue rey por culpa de Franco), abuela y padres del actual rey Juan Carlos I. Para este úlitimo ya no hay lugar en el panteón, pero igualmente faltan algunas décadas para decidir qué hacer con él (incluyendo el proceso de momificación, claro).
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Por 10 euros se puede visitar todo el monasterio en una hora con guía -recomendable- pero sin poder sacar fotos en el interior. Se ven puertas de marquetería -una artesanía increíble con maderas superpuestas sobre los marcos de las puertas-, cuadros de Velázquez, El Greco y diversos pintores flamencos, y el primer atlas conocido de América -Amberes, 1571-. También visitar la biblioteca de 50.000 volúmenes, un museo y todo el edificio.
Una vez terminada la visita, se puede dar una vuelta por el pueblo de San Lorenzo de El Escorial -junto al monasterio-, aunque hay que tener cuidado con los precios de los restaurantes.
No sé quién te habrá enseñado el Monasterio, pero se ha lucido. Fue Felipe II y no Carlos V quien mandó construir el Monasterio, y Carlos V nunca estuvo vivo en él. Y Felipe II no construyó un panteón y luego, como había que rezar, una Iglesia; desde el comienzo del proyecto su idea fue hacer "un palacio para Dios y una casa para mí", un lugar de estudio, y un sitio en el que pudieran dormir el sueño eterno esperando la resurrección en Cristo los reyes de España. Y los cadáveres de los reyes no están en el pudridero para momificarse (pudrirse y momificarse no son sinónimos) sino para pudrirse, para reducirse hasta unas dimesniones de restos suficientemente pequeñas como para poder ser metidos en las urnas de mármol del panteón. El Monasterio se construyó entre 1563 y 1584 y Carlos V había muerto en Yuste (Extremadura) en 1558, así que mal pudo ir vivo a El Escorial.
ResponderEliminarLo que digo, que no sé de qué fuentes bebe el autor de la reseña, pero que debería asegurarse antes de escribir nada de si esas fuentes son fiables.