Sanfermines, una fiesta continuada

Reducir San Fermín al encierro de toros que dura dos minutos y en el que unos pocos cientos tienen el privilegio de ver algo es demasiado exagerado. Criticarlo sólo por el salvajismo, también.

Yo prefiero tener un conocimiento de las cosas antes de opinar. Y San Fermín es un delirio tremendo, a tal punto que vomita lo peor (¿o lo mejor?) del ser humano: el morbo por la sangre, el vicio del alcohol, el demostrar ser más (valiente) que el otro. No voy a reflexionar mucho, porque lo escrito por mi amigo Cristian supera cualquier tipo de texto que se puede presentar acá.

En concreto: es una fiesta continuada. Si te levantás a la mañana temprano, tenés pan (en la panadería)... y vino. Y música en los bares a todo lo que da el volumen, a las 9 de la mañana. Pero es la noche cuando todo se "desmadra". Hasta las 21.30 están abiertos los supermercados y allí es vital proveerse de botellas y vasos para hacer "el botellón", el ritual español de beber en la calle pese a las sanciones previstas. Es muy económico y permite una socialización más amena de los borrachines. Y además, que sean más factibles los clásicos "baldazos" de vino que se lanzan en la Plaza del Ayuntamiento de Pamplona. Mayoritariamente masculina, la noche termina con la paciente espera de los encierros, que comienzan a las 8 de la mañana.



1. Una larga espera



En la cuesta de Santo Domingo se espera la salida de los toros. Por allí arranca el encierro, pero poco se ve, si no se tiene una ubicación privilegiada


Una mejor ubicación es el callejón de ingreso a la plaza de Toros. Conviene llegar a las 6 AM. Como en todo el recorrido, hay dos vallas: una para los toros y corredores, y otra para el público, con un callejón intermedio para la policía y la prensa.

2. Se larga el encierro




Los corredores se lanzan como pueden por detrás de las vallas, o se animan a quedarse para ver qué hace el toro. En las imágenes, la batahola que generó "Ermitaño", de 575 kilos, quien más tarde hirió a dos mozos (ver más abajo). Al atardecer del mismo día, este toro siguió el mismo destino de los toros de San Fermín: fue asesinado.

Salvado, un corredor hace la señal de la cruz y agradece a San Fermín que el toro no lo haya "pillado". Antes de ingresar al callejón para correr, la Policía detecta que los mozos estén en condiciones: que no haya borrachos, que no calcen alpargatas sino zapatillas, ni tengan bolsos u objetos de los que el toro se puede enganchar (salvo la faja, claro, que es sagrada). Los corredores tienen que estar antes de las 6.30 en la zona, por lo que habitualmente son gente que duerme la noche anterior.





3. El largo regreso a casa

Pamplona queda llena de basura y de resaca después de la "marcha" (farra) de la noche. A las 9 de la mañana, los sanfermineros regresan al hostal o a donde tengan lugar para tirarse un rato.

Corredores de ayer y de hoy, después del paso de los toros.

Por aquí pasan los toros, en la esquina de Estafeta y Mercaderes está la peligrosa "Curva de la Estafeta"

Algunos no tienen alojamiento y duermen donde pueden: un portal o un parque, son lugares no muy adecuados, pero es lo que hay.

Dos que no corrieron pero tomaron mucho




4. Los que no terminaron bien


A Daniel Romero (Madrid, 27 años) lo mató el toro "Capuchino", el viernes 10.

Ermitaño se ensaña con un pamplonés y con un riojano (fotos: agencias)



En la fiesta de este año hubo un muerto, el primero en seis años, y el número 15 de los sanfermines reconocido oficialmente. Era un madrileño de 27 años. "Tenía afectado el pulmón, además de un puntazo en la arteria aorta y el destrozo de la vena cava", dijeron a la prensa en el hospital donde lo atendieron. Eso fue el viernes 10. El domingo 12, fecha de las fotos de más arriba, "Ermitaño" se "cargó" a dos corredores, ambos expertos: un pamplonés de 47 años y un de 56 años. Fueron heridos graves, pero hasta ahora no fallecieron. Pese a esto, se dice que en la fiesta de Pamplona, que dura siete noches y es una de las tantas que ocurren en los "pueblos" de España, es donde los encierros son más seguros. En San Fermín, además, la mayoría de los heridos no son por los toros, sino por las borracheras, incluidos los que se caen "de la muralla" que hay en un parque.


Cruz Roja atendió durante los Sanfermines a 779 personas
Pamplona, 18 jul (EFE).- El dispositivo que Cruz Roja puso en marcha con motivo de los Sanfermines 2009 atendió a un total de 779 personas, en 813 intervenciones, desde las 10:00 horas del día 6 hasta las 9:00 horas del 15 de julio.
De ellas, 58 fueron atendidas en el primer acto de las fiestas, el chupinazo, donde hubo que trasladar a ocho personas a centros de urgencia, informa la organización humanitaria en un comunicado.
En la vía pública se atendió a 275 personas, en 309 intervenciones, con un total de 218 traslados
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El mayor número de asistencias tuvo lugar durante los encierros, con 294 atenciones y 43 traslados a centros médicos, mientras que en las sueltas de vaquillas precisaron asistencia un total de 152 personas.



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