Por la costa del Ecuador, fuera de temporada


Regresamos, después de un tiempo, bastante prolongado. Esta vez en otra parte del mundo, más exactamente en su mitad, para contar otras historias. El Ecuador es un país que se asocia generalmente a las montañas y a la cultura indígena, aunque también tiene mucho que decir en su costa de playas e islas.

Para quien no tiene tanto dinero como para ir a las Galápagos, bien vale darse una vuelta por la Ruta del Sol, y llegarse hasta Puerto López, en la provincia de Manabí. Desde este pequeño pueblito de callecitas maltrechas y gente chévere, se puede partir en lancha hasta la Isla de La Plata, donde siempre hay sol. Al llegar después de unos 90 minutos de vaivén marítimo y de avistaje de ballenas, los guías inician la excursión -una caminata de dos o tres horas- explicando  el nombre de la isla: "Hay dos orígenes. Uno puede ser por el tesoro que Francis Drake habría dejado aquí. El otro, por las defecaciones de los patos picudos que pintan de blanco las piedras, por lo que en noches de luna todo brilla".

Hablaba también el guía, con poca traducción al inglés para los gringos, de los animales que pueden avistarse en la zona. El más raro, quizás, es el pato picudo de patas azules, que se muestra en la foto de abajo. El color de las patas se va oscureciendo a medida que crecen. Tanto la hembra como el macho cuidan los huevos; la primera, lanza un sonido gutural si se le acercan; el segundo, sólo silbidos. 

¿Cuándo empezó esta zona a volverse turística?. "Será hace unos 12 años, cuando empezó el avistaje de ballenas", cuenta Yacqueline, residente, dueña y administradora del Hostal Fragata, donde puede pararse en Puerto López. Como todos, ella se queja de que la región está postergada, y cuenta que el presidente Rafael Correa estuvo por allí y se enojó: "A él le tocó meterse en un lodazal y se quejó mucho", rememora.



La calle principal de Puerto López es la misma Ruta del Sol


Puerto López, desde la montaña

 
Otro picudo, "el de Nazca", junto a su cría, bastante crecidita
Las ballenas pueden verse hasta septiembre
y es raro que asomen en octubre









Pero para el que no se anima a pasear en lancha y necesita de más movida nocturna debe pasar, obligadamente, por Montañita, en la provincia de Guayas. Este balneario-surfer tiene más de enclave gringo que de pueblito típico de la zona. Está una hora y media de Puerto López, y a dos horas y media de Guayaquil, la ciudad más grande de la zona, con un variado servicio de buses. Montañita son apenas unas 6 u 8 manzanas, llenas de bares y tienditas con ropa de playa y hotelitos a 8 dólares la noche en habitación compartida. Abundan los hippies con sus artesanías y cuando cae el sol hasta puede escucharse una guitarra con un "Confesiones de Invierno" sonando demasiado melancólicamente.


Tanto en Montañita como en el resto de la costa del Pacífico la movida fuerte es en diciembre y enero, Semana Santa y en mayor medida en el verano boreal. Las ballenas pueden verse entre julio, agosto y parte de septiembre.

En cuanto a la comida, obviamente prevalecen los frutos de mar, que en esta zona se meten en ceviches y sopas, meczlándose con el infaltable plátano ("verde"): camarón, pulpo, percével y otras faunas saben muy bien, siempre con arroz y una cerveza bien fría. 






La playa de Montañita, en un día nublado

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