Tierra verde de escritores y cerveza

Pequeña y modesta, con gente divertida y conservadora, cuna de escritores y de la cerveza Guinness. Invadida por los vikingos en el siglo X, y sometida durante centurias por los ingleses, esta tierra verde, húmeda y fría sigue siendo un buen lugar para vivir: está en el 5º puesto del índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas.

No sólo el ingreso a la Unión Europea los ayuda a mantener ese nivel de vida. También su mentalidad: no quieren crecer y ser una urbe descontrolada como las grandes capitales del mundo. Al punto que el edificio más alto en Dublin tiene 16 pisos... y van a derrumbarlo. No hay autopista para llegar al Aeropuerto, por lo que para alcanzar el centro hay que atravesar avenidas cargadas de autos y semáforos. Esto es Irlanda, 2009. "El último país católico de Europa", me dijo un jefe.
















1.0 Dublin

Hay diferentes formas de enamorarse de Dublin. Por la panza, con muffins, Chester Cake y un cafecito. Por la vista, con edificios cobrizos, parques con flores o una caminata en la orilla del río Liffey. Por los oídos, con el ruido del tránsito sin bocinas o la acústica de los parques. Por la boca, con el sabor de una cerveza "tirada" entre 7 ó 10 opciones diferentes en un pub de Temple Bar, el corazón de Dublin, en donde los bares con música en vivo llenan de alegría la noche.













La catedral de San Patricio, anglicana y con la cúpula de piedra (izq.) El tránsito, al revés que en la mayor parte del mundo, con un Renault Clío intentando girar a la derecha (centro); la Grafton Street, la peatonal más concurrida (der.)
















Un publicitario pedalea para ganarse un poco de dinero; el obelisco de Dublin, inaugurado en 2003, tiene 120 metros de alto. Dicen por allí que es el monumento más alto del mundo. Lo construyeron en lugar de otro que voló por los aires cuando el IRA puso una bomba.














El río Liffey en una extraña mañana soleada (en Irlanda siempre llueve), con el puente O'Connell, uno de los más anchos de europa, de fondo. Su nombre honra al primer hombre católico que llegó al parlamento inglés a ser portavoz del nacionalismo irlandés. En la otra foto, una esquina de Lord Edward Street con un típico edificio dublinés.








1.0.1 Trinity College


















Como toda universidad privada (y con dinero), los estudiantes tienen tiempo para echarse alguna práctica de rugby o croquet (gracias Peter, desde Australia, por este dato). O también, si no gusta el deporte, disfrutar de una cerveza Bavaria esquivando la mirada de un maldito celador. Una tarde rica y cálida (18ºC) de viernes en el centro de estudios de la University of Ireland. En Trinity College se encuentra el Libro de Kells, un manuscrito realizado por monjes celtas en el 800, con los cuatro evangelios del Nuevo Testamento.






















1.0.2 Cuna de escritores


Dublín es también tierra y cuna de escritores. Aquí comencé a leer, gracias al invalorable regalo de mi amigo Cristian, "Dublineses", una serie de relatos de James Joyce. Su estatua reluce Talbot Street. Una vez por año, sus fans se juntan para recorrer las calles siguiendo el rastro de la colosal "Ulises". En Westland Row Street encontramos la casa en donde nació Oscar Wilde; y en Merrion Square, su memorial, en el que vemos al genio tirado sobre una piedra con pose provocativa, como fue toda su vida. Cerca del Dublin Castle está el busto de Veronica Guerin, una periodista asesinada en 1996 por investigar el narcotráfico en la capital. A pocos pasos, se puede visitar el callejón donde nació Jonathan Swift, el autor de Los Viajes de Gulliver.



1.0.3 Cerveza que has de tomar




Por 15 euros -entramos gratis por nuestra condición de periodistas- se puede recorrer la fábrica de la cerveza Guinness, un megacomplejo publicitario que para lo único que sirve es para entender la magnitud de una empresa monstruo multinacional, en una visita bañada con la historia mítica y mitificada de Sir Arthur Guinnes, que tuvo la brillantez de alquilar por 9.000 años el local donde erigió la fábrica. Así, creó el imperio. Después de dos horas de explicación de cómo se fabrica la cerveza stout, por lo menos te regalan una pinta (a pint, 500ml) bien fresca, que en cualquier bar irlandés te la cobran entre 4 y 5 euros. Y se puede contemplar de una hermosa vista de Dublin.



1.0.4 Huellas de vikingos

Dublín está llena de huellas del pueblo que la invadió (y forjó luego, cuando se reconciliaron con los celtas en 988) en el siglo X, cuando decenas de miles llegaron por el río Liffey y, además de imponer su cultura, dominaron la moda irlandesa para suplantar, en los hombres, las polleras por los pantalones. En varias veredas (aceras) pueden verse incrustados elementos de los vikingos; una exposición para chicos, Dublinia, muestra cómo era la vida de este pueblo; y el esquema de una casa nos representa cómo era la vida doméstica. En la foto, una guía de New Europe Tours (free) nos divide en grupos y nos hace tomar conciencia del hacinamiento: cada grupo se ubica en lo que serían las "camas de noche, bancos de día" en la casa vikinga, con capacidad para 10 personas cada una.



1.1 Bray

Esta pequeña localidad balnearia es, un domingo, el paseo de una familia irlandesa. Entre 10 y 15 grados de temperatura son suficientes para sacar a todos los hijos -familias numerosas, las irlandesas-, a pasear por la costa y tomarse un fresco helado. Su nombre, proviene de una palabra gaélica, Bri, que significaba "colina". Aunque sólo hay mucha comida chatarra para un almuerzo, es un lindo paseo para conocer el Irish Sea y contemplar los jardines de las casas, desprovistos de rejas.



















2.0 Irlanda del Norte



















Para los no muy avezados en geografía, la República de Irlanda es 3/4 del territorio de la isla, ya que el cuarto restante es el Ulster o Irlanda del Norte, que pertenece al Reino Unido. Desde Dublin, se puede llegar en tren, contemplando un paisaje de casitas en campiñas y ovejas y vacas pastando, con sol o lluvia.







2.1 Belfast


La capital del Ulster, Belfast, es una extraña combinación de lo nuevo con lo viejo. Una rueda o "vuelta al mundo" contrasta con edificios antiguos y modernos. En el City Hall, un frontispicio deslumbrante está coronado por la bandera británica. Todo Belfast, si bien de origen irlandés, es más inglés. Taxis y colectivos antiguos, gente más "polite" (y seria) y nula aceptación del euro para cualquier transacción comercial. Allí siguen porfiados con su libra, al igual que en la antigua Bretania. En los astilleros de Belfast fue construido el Titanic, y la Municipalidad está encaramada en un proyecto de construir un gigantesco museo, después del éxito del Titanic Festival de abril de este año.




1 comentario:

  1. Muy interesante todo Fran, congrats on the pics, y...una intriga....Qué estabas haciendo que el señor de Lord Edward Street luce tan sorprendido?
    Cuando vuelvas te presto el Ulises en inglés.
    Abrazo.

    ResponderEliminar