Y parecía tan perfecto


Foto: Beatriz, lectora de 2o minutos


Desde que llegué a Madrid, quedé maravillado con el Metro. Trenes modernos, cómodos y silenciosos. Frecuencias increíbles de 2 minutos entre uno y otro convoy (en Buenos Aires, el mínimo es 5 minutos y no creo que puedan bajarlo). Combinaciones infinitas y estaciones e intercambiadores gigantes desde los que podés seguir en bus urbano, interurbano, tren de cercanías y de lejanías. O llegar al Aeropuerto. Todo con un abono que, si bien son 46 euros mensuales, te permite ir a todos lados, sin limitaciones. Fue premiado como el más innovador del mundo.

Muchos conocemos Madrid sólo por (y a través de) el Metro. Si me sueltan en alguna calle cualquiera me costaría orientarme, pero todo estaría solucionado llegando a una estación de la red, que tiene 12 líneas y más de 120 estaciones. No hay forma que te digan una dirección sin decirte la estación de Metro más cercana. Es posible hacer viajes tan largos como ir de la Plaza de Mayo a Quilmes, o Moreno. Y va a seguir creciendo.

Todo parecía perfecto. Hasta hoy. Hoy, martes 12 de mayo, un tren de la línea 6 descarrilló cuando ingresaba a la estación Moncloa, bastante importante. Hubo entre 2 y 5 heridos leves, según los más optimistas. Ya descartaron una "falla humana", como si la culpa fuera de un robot: al parecer, fue falta de mantenimiento. Tenía que se imperfecto. Y no está mal.


Foto: EL PAIS.com

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